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CONFIAR EN LO QUE SENTIMOS

La mente humana es un complejo y sofisticado procesador de datos que analiza, estructura, cataloga y define todas las cosas a nuestro alrededor, lo cual nos da un sentido de lo que es nuestra realidad externa. El problema es que siempre está mirando hacia afuera y siempre desmenuzando todo, por lo que perdemos la visión unitaria de la vida y dejamos de mirarnos por dentro. Nos vemos separados de todo y dependiendo siempre de ese mundo exterior con el que, a la vez, batallamos.
Al estar nuestra mente dominada por el ego, nuestros pensamientos se vuelven caóticos y nos mantienen vibrando bajo, pues la energía del miedo y todos sus derivados (ira, envidia, rencor, tristeza, etc.), son vibraciones de baja frecuencia que nos impiden percibir más allá de los límites impuestos por nuestro raciocinio y nuestras creencias implantadas.
La mente se vuelve un apretado traje que nos mantiene actuando bajo una rígida estructura de pensamientos que no nos permiten ver más allá de nuestras creencias y condicionamientos programados. Nuestros pensamientos nos mantienen confinados en estos personajes que estamos interpretando y siempre nos sacan del momento presente, pues nos trasladan a las cosas que ocurrieron en el pasado, o a las que nos imaginamos que puedan ocurrir en el futuro.
Así pues, nuestros pensamientos se transforman en una espesa neblina que se interponen entre nosotros y nuestra realidad, haciéndonos percibir desde el sentido de separación, desconfianza y apego. Nos olvidamos por completo de nuestro propio poder interior y de nuestra conexión con el todo, quedando atrapados en nuestras luchas mentales y nuestra permanente resistencia ante las cosas que la vida nos entrega.
CONFIAR EN LO QUE SENTIMOS

CONFIAR EN LO QUE SENTIMOS

Volver a centrarnos en nuestro SENTIR INTERNO, es reconectarnos a la inteligencia del corazón que nos hace percibir nuestra realidad desde una dimensión mucho más profunda y conectada con la existencia. Es permitir que la realidad sea tal cual es y dejar de luchar con ella.
Centrarnos más en nuestro “sentir” que en nuestro “pensar”, es volver a conectarnos con el AHORA y reconciliarnos también con el mundo de nuestras emociones, pues aceptamos nuestras tristezas y rabias como lo que son en ese momento presente, sin darles una interpretación negativa… simplemente dándoles la bienvenida y viviéndolas desde nuestro sentir para aprender de esa experiencia.
Confiemos más en nuestro sentir que en nuestro pensar, porque ese sentir, libre de condicionamientos, es el que nos conecta con una inteligencia mucho mayor que vibra en total sintonía con todo lo que existe. Nuestro SENTIR es el que nos abre de par en par las puertas que nos conducen a la sabiduría infinita y eterna de nuestra Alma!

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